El Queixas
deja escapar tres puntos de oro ante un rival directo
·
El mas destacado de los locales fue Mikael,
en un partido bastante gris de los blancos
·
Tras la derrota, la brecha con el Paiosaco se
eleva hasta los cinco puntos
Samuel
Pereiro. Cerceda (A Coruña)
Esta tarde, a las 16:00, el Queixas disputaba en el campo de “A Revolta” el
partido correspondiente a la 15ª jornada del campeonato liguero en la 2ª
Autonómica gallega. Su rival era el Paiosaco, uno de sus dos “vecinos” por
proximidad que están encuadrados en el grupo con el Queixas. Los contrincantes
venían con toda la confianza que les pueden ortorgar los resultados, golearon
en la pasada jornada en su casa al Breixo Lema, y habían conseguido cuatro de
los últimos seis puntos disputados. El equipo blanco por su parte, venía de
empatar en la anterior jornada. Según los números este partido no era uno más.
Era uno contra un rival directo en la lucha por los puestos nobles de la
clasificación y para poder, por otra parte, superarlos en dicha clasificación.
El cielo estaba despejado (mucho frio, eso si) y el campo parecía estar en
perfectas condiciones para la práctica del futbol. Todo salió al revés.
El silbato de Juan Carlos Ramos López sonó con
puntualidad, cual reloj suizo, dando por
comenzado el partido. A las primeras de cambio el centro del campo del Queixas
sufría un pequeño golpe. Uno de sus mediocentros, Pallas, recibía un golpe que
le obligó a salir del campo por unos instantes. Claro síntoma de que esta tarde
iba a haber mucho contacto. El juego defensivo del equipo local, excepto
algunos balones por alto, comenzaba a dar pistas de que hoy no era el día. La
posición de lateral izquierdo era una vía de agua, a la que no había manera de
tapar. Los extremos del Paiosaco siempre conseguían centrar los balones al área
del portero Jordi. En uno de estos centros desde la izquierda tuvo lugar una
ocasión clara del equipo visitante para abrir el marcador, el portero falla en
la salida y acto seguido no aciertan a rematar. Los despejes en el área pequeña
de los centrales blancos eran deficientes. Mientras tanto el centro del campo
no tenía dueño. Ni uno ni otro equipo conseguían, en un primer momento, bajar
el balón al piso y tocar. Los pases al pie no se daban con precisión y los
balones divididos aumentaban.
Los minutos transcurrían y las ocasiones no llegaban
para el Queixas. En una buena combinación, minutos después, tras enganchar un balón en el círculo
central, Damián encontró la medicina para abrir el campo jugando por las bandas
dando velocidad y dejando al delantero centro, Álvaro, con libertad de
movimientos. La idea era buena, el centro de Miki al área desde el extremo
derecho obligó a despejar a la defensa casi bajo palos. El córner posterior
supuso como resultado una buena parada de Borja, el portero del Paiosaco. El
posterior rechace se desaprovechó mandándolo al lateral de la red. Se venían
advirtiendo con el paso de los minutos, las dificultades que mostraba el equipo
local a la hora de crear juego ofensivo y por eso este tipo de ocasiones
desperdiciadas producían el descontento de la afición, siempre sabia.
Entretanto Mikael hacía suyo el centro del campo, tocando todos los balones por
alto, intentando combinar así como en tareas defensivas. Las ayudas no sobraban
en absoluto. En estos momentos el equipo rival estaba más asentado en el campo,
habían encontrado la manera de hacer daño, mientras que los locales de Pablo
Fernández, buscaban en los sucesivos despejes a Álvaro, a ver si aprovechando
los botes podía fabricarse una ocasión de peligro. En ningún momento sucedió
esto.
La grada, por otra parte protestaba airadamente. El
sector del aficionado del Paiosaco le recriminaba al árbitro las faltas que a
su juicio, cometían los blancos. Las protestas se fueron acrecentando hasta que
llegó un momento que el partido se le fue de las manos al colegiado. En la
primera mitad tuvo que mostrar dos tarjetas amarillas al equipo visitante
(Carlos y Leilán).
En uno de los pocos despistes de los centrales
visitantes, otra vez Álvaro no era capaz de encarar portería debido a un
resbalón. A su vez esta circunstancia, mostraba otra de las carencias del
Queixas esta tarde, el balance o trasbase defensivo. Cierta impotencia.
Como he comentado, los continuos despejes de Compi, Maka
y las distintas ayudas defensivas no ayudaban a presagiar nada bueno. En uno de
los centros atacantes, la indecisión se hizo patente y tras el fallo del
portero, Compi marcaba en propia puerta casi al término de la primera
parte. Jarro de agua fría para los
locales que se iban por debajo en el marcador al descanso, con muchas cosas que
mejorar.
Tras el descanso, el Queixas salió con otra cara. La
cara de un equipo ganador. Casualmente esta portería, en donde les tocaba marcar
ahora, es la preferida estadisitcamente por
los arietes blancos. Buen síntoma de ello significó la galopada desde el
centro del campo de Minguillas, sorteó a sus rivales, aprovechando los espacios
defensivos, pero se quedó sin fuerzas y su tiro se marchó al lateral de la red.
Tras tres ocasiones más, Alberto Suárez, entrenador visitante, les recordaba a
sus jugadores que se tenían que concentrar. En un lance de partido, el Paiosaco
disponía de una falta, medianamente alejada, pero Chapu la metía en el fondo de
la red, quizás con la colaboración del portero. Era el 0-2 y casi finiquitaban
el partido. Digo casi, porque al Queixas nunca se le puede dar por muerto.
Adelantaron líneas, asumiendo riesgos, introdujeron los cambios necesarios, y
tras un cabezazo al larguero, otro centro le servía a Álvaro para poner el 1-2,
ala postre, definitivo. Los minutos
finales significaron un empuje con más corazón que cabeza. La desesperación en
los banquillos era patente por diferentes motivos. Las pérdidas de tiempo se
sucedían y las imprecisiones atacantes también. Los nervios eran patentes, pero
por más que el árbitro ampliara el tiempo de descuento, la cosa no daba para
más. Entre los visitantes, los más
destacados por su continuo trabajo incansable, fueron Alberto y Carlos. Ambos
acabaron con sendas tarjetas. Los tres puntos volaban de “A Revolta”, y a falta
de resultados podrían hacer que descendieran en la tabla. La brecha se acrecienta y los humos acabaron
crispados.



