martes, 18 de diciembre de 2012

Primera crónica


El Queixas deja escapar tres puntos de oro ante un rival directo

·         El mas destacado de los locales fue Mikael, en un partido bastante gris de los blancos

·         Tras la derrota, la brecha con el Paiosaco se eleva hasta los cinco puntos

Samuel Pereiro. Cerceda (A Coruña)
Esta tarde, a las 16:00, el Queixas  disputaba en el campo de “A Revolta” el partido correspondiente a la 15ª jornada del campeonato liguero en la 2ª Autonómica gallega. Su rival era el Paiosaco, uno de sus dos “vecinos” por proximidad que están encuadrados en el grupo con el Queixas. Los contrincantes venían con toda la confianza que les pueden ortorgar los resultados, golearon en la pasada jornada en su casa al Breixo Lema, y habían conseguido cuatro de los últimos seis puntos disputados. El equipo blanco por su parte, venía de empatar en la anterior jornada. Según los números este partido no era uno más. Era uno contra un rival directo en la lucha por los puestos nobles de la clasificación y para poder, por otra parte, superarlos en dicha clasificación. El cielo estaba despejado (mucho frio, eso si) y el campo parecía estar en perfectas condiciones para la práctica del futbol.  Todo salió al revés.
El silbato de Juan Carlos Ramos López sonó con puntualidad, cual reloj suizo,  dando por comenzado el partido. A las primeras de cambio el centro del campo del Queixas sufría un pequeño golpe. Uno de sus mediocentros, Pallas, recibía un golpe que le obligó a salir del campo por unos instantes. Claro síntoma de que esta tarde iba a haber mucho contacto. El juego defensivo del equipo local, excepto algunos balones por alto, comenzaba a dar pistas de que hoy no era el día. La posición de lateral izquierdo era una vía de agua, a la que no había manera de tapar. Los extremos del Paiosaco siempre conseguían centrar los balones al área del portero Jordi. En uno de estos centros desde la izquierda tuvo lugar una ocasión clara del equipo visitante para abrir el marcador, el portero falla en la salida y acto seguido no aciertan a rematar. Los despejes en el área pequeña de los centrales blancos eran deficientes. Mientras tanto el centro del campo no tenía dueño. Ni uno ni otro equipo conseguían, en un primer momento, bajar el balón al piso y tocar. Los pases al pie no se daban con precisión y los balones divididos aumentaban.
Los minutos transcurrían y las ocasiones no llegaban para el Queixas. En una buena combinación, minutos después,  tras enganchar un balón en el círculo central, Damián encontró la medicina para abrir el campo jugando por las bandas dando velocidad y dejando al delantero centro, Álvaro, con libertad de movimientos. La idea era buena, el centro de Miki al área desde el extremo derecho obligó a despejar a la defensa casi bajo palos. El córner posterior supuso como resultado una buena parada de Borja, el portero del Paiosaco. El posterior rechace se desaprovechó mandándolo al lateral de la red. Se venían advirtiendo con el paso de los minutos, las dificultades que mostraba el equipo local a la hora de crear juego ofensivo y por eso este tipo de ocasiones desperdiciadas producían el descontento de la afición, siempre sabia. Entretanto Mikael hacía suyo el centro del campo, tocando todos los balones por alto, intentando combinar así como en tareas defensivas. Las ayudas no sobraban en absoluto. En estos momentos el equipo rival estaba más asentado en el campo, habían encontrado la manera de hacer daño, mientras que los locales de Pablo Fernández, buscaban en los sucesivos despejes a Álvaro, a ver si aprovechando los botes podía fabricarse una ocasión de peligro. En ningún momento sucedió esto.
La grada, por otra parte protestaba airadamente. El sector del aficionado del Paiosaco le recriminaba al árbitro las faltas que a su juicio, cometían los blancos. Las protestas se fueron acrecentando hasta que llegó un momento que el partido se le fue de las manos al colegiado. En la primera mitad tuvo que mostrar dos tarjetas amarillas al equipo visitante (Carlos y Leilán).
En uno de los pocos despistes de los centrales visitantes, otra vez Álvaro no era capaz de encarar portería debido a un resbalón. A su vez esta circunstancia, mostraba otra de las carencias del Queixas esta tarde, el balance o trasbase defensivo. Cierta impotencia.
Como he comentado, los continuos despejes de Compi, Maka y las distintas ayudas defensivas no ayudaban a presagiar nada bueno. En uno de los centros atacantes, la indecisión se hizo patente y tras el fallo del portero, Compi marcaba en propia puerta casi al término de la primera parte.  Jarro de agua fría para los locales que se iban por debajo en el marcador al descanso, con muchas cosas que mejorar.
Tras el descanso, el Queixas salió con otra cara. La cara de un equipo ganador. Casualmente esta portería, en donde les tocaba marcar ahora, es la preferida estadisitcamente por  los arietes blancos. Buen síntoma de ello significó la galopada desde el centro del campo de Minguillas, sorteó a sus rivales, aprovechando los espacios defensivos, pero se quedó sin fuerzas y su tiro se marchó al lateral de la red. Tras tres ocasiones más, Alberto Suárez, entrenador visitante, les recordaba a sus jugadores que se tenían que concentrar. En un lance de partido, el Paiosaco disponía de una falta, medianamente alejada, pero Chapu la metía en el fondo de la red, quizás con la colaboración del portero. Era el 0-2 y casi finiquitaban el partido. Digo casi, porque al Queixas nunca se le puede dar por muerto. Adelantaron líneas, asumiendo riesgos, introdujeron los cambios necesarios, y tras un cabezazo al larguero, otro centro le servía a Álvaro para poner el 1-2, ala postre, definitivo.  Los minutos finales significaron un empuje con más corazón que cabeza. La desesperación en los banquillos era patente por diferentes motivos. Las pérdidas de tiempo se sucedían y las imprecisiones atacantes también. Los nervios eran patentes, pero por más que el árbitro ampliara el tiempo de descuento, la cosa no daba para más.  Entre los visitantes, los más destacados por su continuo trabajo incansable, fueron Alberto y Carlos. Ambos acabaron con sendas tarjetas. Los tres puntos volaban de “A Revolta”, y a falta de resultados podrían hacer que descendieran en la tabla.  La brecha se acrecienta y los humos acabaron crispados.

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